La trilla de los cereales de invierno -como trigo, avena, centeno y el poco garbanzo que este año se sembró en Tucumán y en el NOA- está en plena labor. Arroja resultados muy variables, debido a que las condiciones climáticas que se presentaron durante las diferentes etapas del cultivo -en particular, las escasas precipitaciones en las etapas del desarrollo de las plantas- condicionaron en muchas zonas su adecuado crecimiento.

A esto se suma que algunas lluvias que se dieron en octubre llegaron en plena maduración -un poco tarde para el aprovechamiento de los cultivos- perjudicaron aquellos lotes que no estaban todavía cosechados, y produjeron algunos problemas de calidad del grano a ser trillado. Aún falta bastante por trillar por lo que las máquinas siguen trabajando antes de que aparezcan las verdaderas lluvias, para sacar lo producido en los campos con los cultivos invernales.

En las últimas campañas de grano, el productor viene enfrentando numerosas complicaciones climáticas que hicieron que muchas veces los números no cierren. Pero pese a esto el productor sigue haciendo lo que sabe.

Hoy la situación de los productores vuelve a ser difícil ; y aunque este sigue trabajando piensa cómo debe afrontar estas problemáticas y mirar hacia el futuro de otra manera, para decidir que sembrar y cómo hacerlo de la mejor manera.

Después de lo sucedido en la campaña gruesa 2023, cuando la “chicharrita del maíz” golpeó al sector de diversas maneras -sobre todo a la región NOA; y principalmente la zona tripartita que comparten Tucumán, Catamarca y Santiago del Estero- el productor analiza cómo continuar trabajando y qué sembrará después de los resultados logrados la campaña gruesa pasada.

Los interrogantes del productor de granos con respecto a qué hacer con el maíz en el NOA son muchos, por lo que estimar qué sembrará a partir de que lleguen las fechas óptimas de siembra resulta una incógnita.

Lo cierto es que en las zonas de la región que poseen agua de riego muchos lotes de maíz ya fueron sembrados. Principalmente, los destinados a semilla. Y al productor maicero le preocupa qué puede pasar con la “chicharrita” si no se hacen los deberes como corresponde.

Lo bueno es que el productor de granos -y el ganadero- tiene bien en claro que el cultivo de maíz es primordial y es un pilar para la producción sustentable en el NOA, debido a todos los beneficios que otorga a los suelos; sobre todo en sistemas de rotación.

La rotación de cultivos con maíz, principalmente, y con sorgo, presenta ventajas desde diferentes puntos de vista, ya que el solo hecho de incorporar otros cultivos permite al productor diversificar riesgos productivos y económicos, ya que las condiciones ambientales pueden tener diferente impacto en los distintos cultivos de la rotación. De igual modo, los precios de los productos pueden variar, y se logra así disminuir el riesgo medio de la actividad; máxime si ello se combina con estrategias de coberturas de precio y climáticas.

Los beneficios agronómicos en general son más importantes todavía, debido a las mejoras en la fertilidad física y química de los suelos; a la provisión de una adecuada cobertura de rastrojos, y a la disminución de plagas, de enfermedades y de malezas, entre otros.

Muchos problemas agronómicos fueron solucionados en la producción de granos con la incorporación de las gramíneas estivales en el sistema productivo, ayudando a disminuir el monocultivo de soja, que generaba muchos problemas.

Actualmente el productor sabe los beneficios generados, tanto en la faz productiva como en la económica; y, sobre todo, en la biológica, ya que cortar con el ciclo de vida de ciertas plagas y enfermedades permitieron un manejo adecuado de ellas.

En el aspecto físico, los distintos sistemas radiculares de los cultivos exploran diferentes estratos del perfil, lo que permite una colonización del suelo con raíces de diferente arquitectura.

En el plano biológico las ventajas de la rotación de cultivos son también evidentes.

Hoy los productores tucumanos y del NOA saben de las virtudes que tiene rotar cultivos de manera correcta y apoyada con prácticas agrícolas adecuadas, ya el solo hacerlo permite una mayor estabilidad de producción, un aumento de la capacidad productiva del suelo y el consecuente aumento de la rentabilidad en el sistema agrícola como un todo.

Las lluvias están apareciendo, se sembraron algunos cultivos de manera temprana y los monitoreos realizados con la Red Nacional para conocer la situación poblacional de la “chicharrita” otorga datos que muestran su disminución. Pero la “chicharrita” está; y debe ser considerada de manera permanente.

Esta situación preocupa y mantiene alerta al productor que tiene en claro que a pesar de ello no debe dejarse de lado la importancia de lograr mantener un nivel de rotación de cultivos que permita mantener los beneficios que genera en la sustentabilidad de un sistema productivo como el de granos.

Las dudas siempre están y el productor sabe que debe analizar cada situación en particular para actuar de manera adecuada y tomar decisiones técnicas validas que le permita lograr loas mejores resultados.